En un mundo ya de por si cada vez más globalizado, la experiencia de viajar necesita de esos lugares únicos que justifiquen la necesidad del traslado de nuestro entorno a otro desconocido.
La ciudad de València dispone de varios de esos lugares que la hacen especial, como el jardín del Turia, un gran centro histórico o la Ciutat de les Arts i les Ciències. Pero, además, a solo un paso, envolviéndola, está la huerta, un terreno ferozmente fértil que da hasta 4 cosechas anuales, con un sistema de riego milenario de origen árabe y una institución legal de las más antiguas que se conocen, que administra justicia entre los regantes, el tribunal de las aguas de la Vega de València.
La histórica huerta de València rodea a la ciudad por el sur y oeste, pero es especialmente hacía el norte donde conserva todo su esplendor. Allí encontramos un paisaje con horizonte, con las sierras de fondo, cambiante con las estaciones, salpicado por las alquerías; esas casas de clara vocación agrícola, con entradas amplias para que las cruzaran los carros con los caballos tan necesarios para trabajar el campo, hasta llegar a la parte trasera con el establo y el corral.
Es en esta parte de la huerta, l’Horta Nord, con los municipios de Meliana, Almàssera, Alboraya, Vinalesa, Foios, Albalat dels Sorells etc. donde encontramos el cultivo de la chufa, tubérculo base para la elaboración de la bebida valenciana por excelencia, la horchata. Este hecho dota aun más de singularidad a València y su periferia, pues estamos hablando del único lugar de Europa donde se cultiva la chufa. Y si bien se cultiva en otros lugares del mundo no existe la cultura de la horchata de chufa que tenemos los valencianos.
Todo esto hace que experiencias como la ruta de la chufa a la horchata solo existan en València en todo el planeta, y que se puedan visitar edificaciones tradicionales como un secadero de chufas que son absolutamente exclusivas de este territorio. Y, por si fuera poco, las propias características de la horchata artesana, que no permiten su conservación si no es a muy baja temperatura y durante muy pocos días, no la hacen viable para el transporte, lo que justifica un viaje a València para tomarla, pues no se puede hacer en otro lugar.
Volviendo a la ciudad de València, la urbe está íntimamente ligada a la huerta, de la que ha dependido históricamente y también en la actualidad. Basta visitar los mercados municipales, como el Mercado Central, de Russafa, Cabanyal… donde las verduras de la huerta recién cosechadas inundan las paradas de los comerciantes o ir a disfrutar de nuestra gastronomía en los restaurantes y darse cuenta de que las verduras, otra vez de la huerta, son protagonistas en nuestra dieta.
Por otra parte, quien visite la plaza con más enjundia de València, la Plaza de la Virgen, encontrará en el centro la fuente con Neptuno y las acequias que riegan la huerta. Y enfrente de la catedral tendrá la casa vestuario de los síndicos del tribunal de las aguas. Este tribunal, se sigue celebrando con todo su sentido y funcionalidad cada jueves a mediodía en la puerta gótica de la seo valenciana.
Por último, si lo anterior de por si no fuera suficiente motivo para visitar València y su huerta, recordar que el mismo Tribunal de las Aguas es desde hace años Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y en este mismo año 2020 el regadío histórico de la huerta de València ha sido declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) entre otros motivos por el valor añadido de establecer un vínculo entre lo rural y lo urbano y configurar un paisaje único.
Los guías de turismo de la Comunitat Valenciana os estamos esperando para daros a conocer este entorno tan especial y tan nuestro como es nuestra querida huerta, hasta pronto.
Miquel Minguet – Guía Oficial de la Comunitat Valenciana – www.hortaviva.net
