Joaquín Sorolla Bastida, nació, pintó y amo esta ciudad. Estas son las premisas que nos van a guiar en este paseo en el que mostraré los lugares ligados a su vida, sus vivencias y su obra en la ciudad de Valencia.
De una manera no cronológica, recorreremos los puntos más destacados de su infancia, juventud y como no la playa de Valencia, que pinto tantísimas en tantísimas ocasiones como él mismo dijo: “Mi cuadro es la playa de Valencia y el bendito sol que amo cada día más”.


Iniciamos el paseo en el tradicional Barrio del Mercado, lugar donde vivió sus primeros años y donde muchas familias emigrantes aragonesas se instalaron buscando un mejor futuro, dedicándose al comercio, como los abuelos de Sorolla, la familia de Blasco Ibáñez, gran amigo del pintor. En esta misma zona, la Iglesia de Santa Catalina, lugar donde se casaron sus padres y donde fue bautizado sin dejar esta zona de la ciudad nos dirigimos a La Iglesia de San Martín, donde se casó con el amor de su vida, Clotilde García el Castillo, su querida Clota, su mujer, la madre de sus hijos, musa, amante y según sus propias palabras, su “ministro de Hacienda”.


El hábitat de Sorolla estaba circunscrito a esta área de la ciudad por lo que pasearemos por hasta la antigua bajada de San Francisco, hoy ya Plaza del Ayuntamiento, el lugar donde Sorolla obtendría su primer trabajo como iluminador de fotografías en el estudio, del prestigiosos fotógrafo, Antonio García, que se convertirá en el mentor del pintor durante toda su vida y también su suegro, ya que allí conocería a su “Clota”, hija del afamado fotógrafo.

Pedaleando con nuestra bici, nos dirigimos hacia la calle de las Barcas, en el número 8 estaba la antigua Escuela de Artesanos, donde Joaquim acudía a clases nocturnas para pagarse los materiales de pintura, lienzos, pinceles, colores y muy cerca de aquí, la vivienda de sus tíos, padres adoptivos de Sorolla y su hermana Concha, huérfanos a muy temprana edad por la muerte de sus padres, a consecuencia de una epidemia de cólera en 1865.

Con ellos vivió hasta que consigue su beca en 1884 para ir a Roma. A partir de aquí un despegue imparable del pintor hacia la fama universal.
Continuamos por la calle Pintor Sorolla, lugar que tomará el nombre del pintor como tributo del Ayuntamiento de Valencia, nombrándole hijo predilecto de la ciudad, tras su enorme éxito en París en la exposición Universal de 1900; una placa conmemorativa realizada por su gran amigo Mariano Benlliure así nos lo recuerda.


Nuestra próxima parada será el Museo de Bellas Artes de Valencia, al cual – por expreso deseo del pintor – hizo una gran donación de cuadros, colección que ha sido ampliada con el tiempo por otras donaciones privadas y compras posteriores.

A continuación, un relajante paseo por el cauce del río y el camino viejo de las moreras, nos llevará a la playa de Levante, hoy conocida, gracias a Blasco Ibáñez como la Malvarrosa, escenario de los maravillosos cuadros de luz, agua y mar del Sorolla más mediterráneo.


Nuestra primera parada será en el monumento a Sorolla, cuyo busto realizado por su gran amigo Mariano Benlliure mira a lo lejos hacia su amado Mediterráneo y desde aquí nos dirigiremos a la Casa dels Bous, lugar donde se guarecían los bueyes, tantas veces pintados en las faenas de los pescadores y donde Sorolla guardaba también, sus utensilios de pintura.

Esta ruta nos acercará sin duda al pintor más íntimo y desconocido, realizando un viaje a través del tiempo a las vivencias más cotidianas del pintor de la luz.

Catalina Benito Mulet
Guía Oficial de la Comunidad Valenciana

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